Socialismo de Morón: González, flamante funcionario, contra la "demonización"

05 agosto 2008

González, flamante funcionario, contra la "demonización"

González, flamante funcionario, contra la "demonización"

Por Jaime Rosemberg
De la Redacción de LA NACION

"Soy gorila, lo que habla de la amplitud de este gobierno", bromea Oscar González sin disimular su sonrisa y con vocabulario kirchnerista.

El ex diputado y veterano militante del socialismo asumió el viernes como funcionario en la Jefatura de Gabinete del gobierno de Cristina Kirchner en reemplazo del convaleciente Jorge Rivas. "Está tan bien que hasta nos reta", dice sin ocultar su cariño por su compañero de ruta.

González sabe que sus pares del Partido Socialista (PS), enrolados en la oposición y cerca de la Coalición Cívica de Elisa Carrió, critican su nombramiento, pero él contraataca con énfasis. "Los socialistas tenemos que estar donde se defienda a los pobres, no a los ricos", afirma con tono amable, aunque muy crítico de sus ex aliados.

Reconoce que el momento del Gobierno "no es esplendoroso", pero dice que confía en "una nueva etapa de amplitud, que ya se está viendo".

"No pedimos nada, nos vinieron a buscar", se ataja.

González fue periodista. Se desempeñó como secretario de redacción del diario mexicano Unomásuno , durante su exilio en ese país, y del semanario El Periodista de Buenos Aires , así como jefe de política en el ya desaparecido diario Sur. Además, fue gremialista en la Asociación de Periodistas de Buenos Aires. También dio clases de derecho político en la Facultad de Derecho de la UBA en 1973. Desde 1977 enseñó ciencias sociales en la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1986, dictó la materia de periodismo gráfico en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.

-¿Por qué aceptó formar parte del gobierno nacional?

-Estamos comprometidos con un proceso al que le asignamos un sesgo progresista, y por eso queremos colaborar, aun sabiendo que no estamos en una etapa de euforia como la anterior. Creo, de todos modos, que los nubarrones se están terminando.

-¿No quedó secuela del conflicto con el campo?

-Fue un conflicto en el que un sector limitado dio la batalla mediática y logró ser aplaudido y tomado como una causa nacional, con símbolos como la Escarapela y el Himno.

-¿Y el Gobierno se equivocó en algo?

-Puede haber tenido errores en la modalidad del planteo, pero la esencia era correcta: intervenir para redistribuir el ingreso.

González asegura que su función, como secretario de Relaciones Parlamentarias e Institucionales ha cobrado relevancia luego de la crucial votación en el Senado sobre las retenciones móviles.

-Otros miembros de la Concertación, como los radicales K, dudan sobre si seguirán o no con el Gobierno...

-Ellos pueden dudar, tienen derecho, pero son riesgos políticos que hay que correr, sobre todo si hay coincidencia en cuanto a los valores. No vemos por qué tenemos que esquivar el bulto.

-La mayoría de su partido está en la oposición...

-El PS es un partido crítico, de debate. Se puede hacer mucho por el país desde la oposición y desde el Gobierno. Decía Carlos Sánchez Viamonte que los socialistas tenemos que defender a los pobres, no a los ricos.

- ¿Este Gobierno defiende a los pobres?

-Sí, claro. Se han aumentado sueldos y jubilaciones, se está mejor que unos años atrás. La brecha social sigue amplia, pero el Gobierno hace hasta donde puede y hasta donde lo dejan. Si no, fíjese lo que pasó con el campo.

-También hay funcionarios y dirigentes cuestionados, como Guillermo Moreno y Luis D´Elía...

-A los funcionarios los mido por la efectividad de su tarea. Más allá de algunos procedimientos que no comparto, estoy en contra de la demonización racista y discriminatoria que se hace de algunos dirigentes sociales. Por lo demás, si alguien hace mal las cosas, incluido yo, la Presidenta lo va a echar (se ríe).

-¿Los recientes cambios en el Gabinete son señal de modificaciones o pura cosmética?

-Hay una clara vocación de amplitud, de convergencia de los distintos partidos políticos. Las ideas peronistas, radicales y socialistas son instrumentos de transformación social que no hay que olvidar