Socialismo de Morón: Derechos Humanos

25 julio 2008

Derechos Humanos

Condenaron al genocida Menéndez a cadena perpetua en una cárcel común

“FUÉ UN LUMINOSO DÍA DE JUSTICIA”


El genocida represor Luciano Benjamín Menéndez fue sentenciado por el Tribunal Oral Federal N° 1 de Córdoba quien lo condenó por unanimidad a cadena perpetua en una cárcel común, por delitos de lesa humanidad; revocándole el arresto domiciliario con el que gozaba.

Con sus 81 años, Menéndez fue encontrado culpable de "coautor mediato de los delitos de privación ilegítima de la libertad calificada, por tratarse de un funcionario público, agravada por el uso de violencia; imposición de tormentos agravados por la condición de perseguidos políticos de las víctimas, y homicidio doblemente calificado por alevosía, y por la pluralidad de partícipes".

Igual condena recibieron los represores Oreste Valentín Padován, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Carlos Alberto Díaz, y Luis Alberto Manzanelli.

En los casos de Hermes Oscar Rodríguez y Jorge Exequiel Acosta, ambos fueron condenados a 22 años también en prisión común; en tanto que a Carlos Alberto Vega le impusieron 18 años.

Con estas penas, los jueces atendieron lo solicitado por la querella y la fiscalía del llamado caso "Brandalisis", en la cual se los encontró culpables por el secuestro, tortura, asesinato y desaparición de: Humberto Brandalisis, Hilda Flora Palacios, Carlos Lajas y Raúl Cardozo, a quienes mataron en 1977 fingiendo un "enfrentamiento" armado.

Menéndez & Cía. fueron condenados por secuestrar, torturar y asesinar, a fines de 1977, a Hilda Flora Palacios, Humberto Brandalisis, Carlos Laja y Raúl Cardozo, militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Según declararon los sobrevivientes de La Perla, los miembros del grupo de “operativos especiales” (OP3) del Destacamento los torturaron sin piedad durante un mes. En la madrugada del 15 de diciembre los sacaron para matarlos en un “operativo ventilador”, como llamaban a las ejecuciones en la vía pública en las que simulaban enfrentamientos. No dejaron detalles librado al azar: eligieron la esquina que mejor los representaba: Sagrada Familia y Ejército Argentino. Los militantes del PRT fueron enterrados como NN en el cementerio de San Vicente. Hasta el momento sólo Hilda Palacios fue identificada por el Equipo Argentino de Antropología Forense.

Menéndez repasó su versión de la historia de las luchas populares, criminalizó a la militancia, pero no negó los secuestros, torturas y asesinatos por los que sabía que sería condenado. Fue el único que no desmintió los hechos. “Hace cincuenta años, la guerra estalló repentina y brutalmente en nuestro país”, arrancó. El “asalto de los subversivos marxistas” se ideó “en la Unión Soviética y su filial: Cuba”. “No se trataba de arrancarnos territorio”, sino que “apuntaban al alma de nuestro pueblo”. Pretendían “revolucionar nuestro modo de vida” para “asaltar el poder e instrumentar un régimen comunista”. “Se equivocan quienes creen que el pueblo fue un convidado de piedra en esta guerra”, aclaró.

Para reforzar la idea citó al ministro de Defensa Facundo Suárez, en 1964, cuando anunció “la inminencia de una guerra revolucionaria, silenciosa, pero inexorable, global y permanente”. Siguió por un documento del PRT de 1970 con el anuncio de que “se comenzó a combatir para hacer posible la insurrección del proletariado”; una nota de El Combatiente de 1974 sobre el aumento de poder de fuego de las unidades guerrilleras; una breve historia de Montoneros publicada en Cristianismo y Liberación que anuncia “la ofensiva para la toma del poder” a partir de 1969; y dos “partes de guerra” de organizaciones armadas. “Nos declararon la guerra y ahora hablan de persecución de opositores políticos y represión ilegal”, rezongó. “La subversión actuó desde los ’60 con distintos gobiernos. ¿De quiénes eran opositores? ¿Los perseguía Frondizi, Illia, Perón?” Aseguró que “la Nación ensayó todos los métodos para defenderse”, recordó que “el actual procurador Esteban Righi disolvió la Cámara Federal Penal que procesó y condenó a 1600 guerrilleros y amnistió a los subversivos”. (Aquí una abogada del Ceprodh gritó varias veces “genocida” hasta que fue expulsada de la sala.) “La subversión desbordó todos los sistemas y prohibiciones”, continuó Menéndez. Destacó los decretos de Isabel, Luder & Cía., que “ordenaron el aniquilamiento de la subversión”. “Los marxistas ensangrentaron al país y nosotros estamos siendo juzgados”, dijo. “Ya derrotados, abandonaron la lucha armada y se mimetizaron como pacíficos civiles, siguiendo la doctrina de Gramsci”, redondeó, para deleite del pasquín Cabildo y del diario La Nueva Provincia.

Y volvió al presente. “Los marxistas no conciben la armonía y la concordia. No se sacaron la piel de cordero porque les falta controlar algunos resortes del poder. Son enemigos de la Constitución porque niegan a Dios, reemplazan la paz interior por el conflicto y apuntan a disolver la familia y la propiedad”, dijo. Anunció que en el futuro “van a abandonar el disfraz de la paz y van a volver a la violencia” porque “el comunismo internacional persiste en sus objetivos: antes en la ilegalidad, ahora se apropiaron de la legalidad y desde esa ficción intentan destruir nuestra forma de vida y nuestro ser nacional”. Creyente al fin, manifestó su confianza “de que los argentinos detengamos esta marcha al abismo a la que nos conducen los guerrilleros que hoy están en el poder”.